"Los 12 Instantes Inolvidables del Deporte Español que Marcaron 2024" | Deportes | EL PAÍS
Este 2024 ha sido un año altamente positivo en términos generales para el deporte español, que ha conseguido reconocimientos individuales y ha levantado también trofeos colectivos, a pesar de haber enfrentado momentos muy difíciles, como el de Carolina Marín, quien, teniendo la final de los Juegos al alcance de su mano, sufrió una grave lesión en la rodilla en París. Asimismo, se vivió la despedida de Rafael Nadal, el tenista que brindó innumerables tardes y noches de alegría a sus aficionados y que, a los 38 años, se vio obligado a dar un paso al lado, ya que el paso del tiempo y las lesiones agredieron su cuerpo en tal medida que ya no podía competir como en sus mejores épocas. A continuación, se presenta una selección de EL PAÍS de los 12 momentos más emblemáticos del deporte español en este 2024:
El 6 de abril, Bilbao invadió Sevilla de fiesta y alegría por un Athletic campeón 40 años después. En La Cartuja y por todas las calles de la ciudad se expandió el jolgorio tras cuatro décadas de sequía, de travesía por el desierto. Cuando marcó Berenguer el penalti decisivo en la portería del Mallorca, varias generaciones de aficionados rojiblancos se unieron en un sentimiento común de orgullo. Y estalló el estadio, y el Athletic Hiria, un par de kilómetros más allá, donde se agolpaban miles de seguidores sin entrada; y también Bilbao, donde no se apagó la luz en toda la noche. Fue una explosión colectiva tras una madrugada de nervios. Marcó el Mallorca primero, y se extendieron las sombras de tantas oportunidades perdidas, pero empató Sancet tras el descanso, y cuando llegaron los penaltis, 50.000 fanáticos rojiblancos empujaron los disparos de Raúl García, Muniain, Vesga y Berenguer; impulsaron a Agirrezabala para detener el disparo de Morlanes, y soplaron fuerte para desviar el de Radonjic y darle la Copa del Rey al Athletic. Para poder pronunciar, por fin, la palabra maldita: gabarra, que surcó de nuevo la Ría del Nervión, de Getxo hasta Bilbao, entre un millón de fieles a la religión rojiblanca. El éxtasis.
El 25 de mayo, el Barcelona tumbó al Lyon en la final de la Champions disputada en San Mamés. Las azulgrana redondearon ese día con el título una temporada histórica en la que por primera vez levantaron los cuatro trofeos —Liga, Supercopa y Copa, además de la Liga de Campeones— y en la que al fin ganaron al equipo francés, su ogro en Europa —habían perdido las dos finales anteriores contra ellas y jamás las habían derrotado— y el gran dominador tradicional del fútbol continental. Esa etiqueta ya pertenece en la actualidad al Barça, que ha ganado dos orejonas consecutivas —y tres de las últimas cuatro— con el liderazgo en el campo de Aitana Bonmatí, la mejor futbolista del mundo. La centrocampista de Sant Pere de Ribas, de 26 años, se llevó en octubre su segundo Balón de Oro seguido tras firmar una temporada formidable en la que anotó 19 goles y dio 19 asistencias con su club y en la que también conquistó la Nations League con la selección española. En la final de la Champions, lideró futbolística y emocionalmente a su equipo cuando peor lo estaba pasando, marcó el gol que decidió el choque y fue elegida como la mejor jugadora del partido.